Los invitados “han bajado los brazos”. Ya la mesa perdió la prolijidad inicial. Algunos se han levantado de sus sillas… se va llegando al final.
Pero no para el asador. Con cierto disimulo, se ha retirado del grupo y se ha acercado a la parrilla, todavía con los restos de brasa. Es que sabe que el espectáculo, por lo menos para él, no termino.
Es su tarea la “guarda” de aquellos trozos que han sobrado y que ha ido retirando de la parrilla, para evitar un exceso de cocción.
Es que el asado tiene “devolución”, es decir por lo menos en el asado familiar, esos sobrantes serán ofrecidos quizás en otro momento del día como “asado frío”, acompañados con el “chimichurri”: es delicioso.
O se utilizarán para un nuevo almuerzo o cena. Frío o calentado. Y seguirá siendo tan sabroso como lo fue al principio.
Sabe también que hay que pensar en el próximo asado y es entonces el momento de una rápida limpieza de la parrilla. …, y que hay que ir guardando todo lo usado. Pero se limitara a lo imprescindible, para no “despegarse” de la reunión.
Es importante que ha medida que los utensilios ya no son necesarios se los vaya sacando de la escena, reduciendo la tarea del final.
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