No se lo puede evitar del todo.
Por otra parte es “la señal” del asado, entonces porque empecinarse en eliminarlo. Si hay humo hacia el medio día o entrando la noche, es que se esta haciendo un asado. Y eso es señal de privilegiados.
También se ve reducida esa dificultad si contamos con una parrilla, con conducto con pulmón, para el humo, con salida a lo que se dice “los cuatro vientos”.
Claro, si nos sucede mucho humo al intentar prender el fuego, es algo “odioso”, muy molesto y que nos afecta rápidamente la vista, e incomoda para continuar la tarea.
Solución?
Tratar de que no suceda. Saber que puede suceder. Entonces pensar en que se debe tener en cuenta para que no suceda.
Si el fuego se hace “preparando”, “armando” el carbón despacio, la posibilidad de que se desprende humo en demasía, son mucho menores.
Hay que lograr, en ese armado del la montaña de carbón, que existan “cámaras” de aire, por donde pueda circular el oxígeno y ayudarlo a prender o mantener las llamas, llegado el caso arrimándole viento. (recordar la recomendación de disponer del aire de un secador de cabello … es muy eficiente, y sino apantallarlo con algo que genere viento).
Es que de producirse humo, trae como consecuencia la falta de oxígeno y con ello vamos camino a que se nos apague las llamas.
Esas situaciones se superan no desesperándose y no apurándose al “armar” el fuego.