Leemos en el día de hoy… y es algo que viene preocupando a este sitio…
interesante…pero sigue siendo mas diagnósticos…y explicaciones sobre la “decadencia” en la Argentina…pero necesitamos ..
¡¡¡soluciones!!!
Nunca hay una cucaracha sola;
si aparece una,
es que hay más
8 de enero de 202210:45
Claudio Zuchovicki
PARA LA NACION
Estatua en París de Jean-Baptiste Colbert, quien estuvo a cargo de las finanzas durante el reinado de Luis XIV, en Francia
Parafraseando al título de la nota: nunca hay una sola medida económica mala. Si ya tomaron una, vienen otras, y otras, y otras.
Ante todo, espero tengan ustedes un gran año 2022. Personalmente, de nuevo tengo el placer de recibirlos en este espacio que pretende tener una mirada social del aspecto más relevante para nuestro futuro económico: la falta de incentivos correctos para querer cambiar nuestro destino de “más de lo mismo”, de más mediocridad.
Richard Branson alguna vez dijo: “Forma bien a la gente para que pueda marcharse y trátala mejor para que no quieran hacerlo”.
Resulta que, en una ciudad muy descuidada en su limpieza e infraestructura, en un cruce de avenidas muy importantes y luego de intensas lluvias, se generó un bache gigante, pero gigante en serio. Para poder atravesarlo, los vehículos podían llegar a tardar al menos una hora. Y no les cuento cuando pasaban camiones. Tanta era la demora, que muchos vendedores ambulantes aprovecharon para vender productos muy variados en el lugar. La gente aburrida por la espera consumía sin importar mucho qué. Es así cómo en la actualidad hay puestos de choripanes, de pañuelos, de bijouterie, de helados, de barbijos, de billetes de lotería, de rifas de cooperadoras, en fin, de lo que usted se imagine.
El bache, orgulloso de sí mismo y con la complicidad de la incompetencia de quien debía arreglarlo, se hizo tan grande e importante que hasta logró tener millones de seguidores en su cuenta de Instagram, que dice: “Yo soy bache. ¡Viva lo cóncavo, fuera lo convexo!”. El otro día le festejaron el cumpleaños de 15 con fuegos artificiales.
Pero la situación llegó a un punto límite, que generó un gran dilema en esa ciudad. Era tan importante la zona comercial informal que se creó alrededor de ese importante monumento a la incompetencia que, si el municipio pretendía arreglarlo, se encontraban con la oposición y protesta de todos los ciudadanos que vivían de ese bache. Por un lado, los que querían progresar y mejorar la zona para tener una mejor convivencia, más ordenada, donde los autos no demorasen dos horas para pasar, contaminando con sus gases aún más el lugar. Por otro lado, una economía informal que vivía de ese desorden, centenares de trabajadores que dependían de esa recaudación diaria para subsistir y estaban dispuestos a todo para sostenerla.
En síntesis, el bache sigue existiendo, cada vez es más grande y es inevitable para los lugareños. Se generaron tres clases sociales: una clase alta minoritaria, (muy pocos, pero muy ricos) compuesta por los burócratas que administraban las autorizaciones para vender en el lugar y los empresarios que abastecían de mercadería a los ambulantes. Una clase muy baja, la más numerosa, que subsiste como puede, vendiendo lo que puede y como puede. Por último, una clase media en extinción, que si cuenta con algo de ahorros o educación para conseguir trabajo en otra ciudad se muda del lugar. Los que no, quedan rehenes de ese bache, y la mediocridad y el desgano se apoderan de sus destinos.
“Forma bien a la gente para que pueda marcharse y trátala mejor para que no quieran hacerlo”. En esa ciudad tratan a la gente bastante mal.
“Vivimos en un gran agujero y, aunque estén los recursos, arreglarlo es algo que ya no les conviene a los administradores”
Llegó el momento de interpelarlos: ¿no les parece que la historia del bache aplica a nuestro país? Vivimos en un gran agujero y, aunque estén los recursos, arreglarlo es algo que ya no les conviene a los administradores, porque la economía informal superó en votos a la economía formal y eso los perpetúa en sus puestos.
Un día, un profesor les preguntó a sus alumnos por qué los barrios de las personas con más recursos siempre están limpios, ordenados y bien señalizados. Todo es muy prolijo y es fácil circular tanto en auto como caminando. Sin embargo, en los barrios de personas con menos recursos, todo es más desordenado y sucio. Es difícil cruzar la calle y ni la policía ni los médicos quieren entrar ahí.
Dentro de las respuestas se destacaron:
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Los ricos tienen más contactos políticos y reciben más plata para sus barrios por parte de los gobiernos.
Falso, los barrios ricos se autofinancian. Los barrios humildes son los más asistidos.
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Son más educados.
Falso, en los barrios ricos trabaja mucha gente que viene de barrios humildes, incluso más que los vecinos que habitan las lindas casas. Y casualmente en esos barrios los trabajadores son muy prolijos, es más, son los que ordenan, arreglan y cuidan. Son los que vigilan, cortan el pasto o limpian las casas.
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Es porque los ricos explotan a los trabajadores.